Carlos Alsina

 

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INFORMACIÓN SOBRE “CRÓNICA DE LA ERRANTE E INVENCIBLE HORMIGA ARGENTINA”.

Hace algunos años lo leí en un diario extranjero: “La hormiga argentina ha conquistado también Italia”.

Yo, que cuando estoy afuera soy capaz de distinguir la palabra “Argentina” a primera vista entre las cientos de palabras de decenas de artículos, me quedé impresionado con lo que acababa de leer: una especie de hormiga, la Linepithema Humile, originaria de este país, había “conquistado el mundo” y derrotado a todas las otras especies de hormigas con una arma muy eficaz: la unión. Y lo más curioso (y metafórico) de la cuestión es que las colonias de esta especie, cuando se encuentran en el territorio de origen, se combaten entre sí, pero cuando están en lugares foráneos dejan de hacerlo, se unen y de este modo logran conquistar y vencer a sus oponentes.

Me puse, entonces, a leer y a buscar información sobre el tema.

Las hormigas argentinas, además de reproducirse en proporciones extraordinarias, poseen una gran agresividad, agilidad y un carácter muy obstinado. Son capaces de poner en un campo de batalla hasta un millón de individuos.

Estudios realizados demuestran que, en una lucha uno contra uno, la hormiga argentina sucumbe pero, en enfrentamientos entre colonias, siempre vence, porque logra reclutar un número enorme de combatientes al intercomunicarse inmediatamente con cientos de hormigueros “hermanos” y acudir éstos en ayuda al instante.

Transportada a los EEUU a fines del siglo XIX por envíos de café y azúcar, la hormiga argentina ha logrado prácticamente exterminar a las especies de hormigas locales y ha puesto en riesgo de extinción a la lagartija californiana y a otros animales e insectos del lugar.

Luego han “conquistado” Europa y, actualmente, han formado una maxi-colonia, que va desde Italia a Portugal, además de haberse extendido a Australia y partes del Asia. Estas colonias están siempre comunicadas entre sí como si se tratara de un organismo único que se ayuda cooperativamente.

Sin embargo, en su territorio de origen, en Argentina, estas hormigas “literalmente se destrozan entre ellas” según los estudios de campo realizados por David Holway, de la Universidad de California, San Diego.

Las mismas pruebas hechas en California demostraron que las hormigas argentinas de San Francisco no luchaban contra las de San Diego y se integraban pacíficamente.

Paradójica metáfora que el reino animal ofrece a nuestras desventuras como pueblo.

Sin embargo existe una amenaza para la extensión territorial de la “Linephitema Humile”. Se trata de una hormiga de origen africano llamada “Tapinoma Simrothi” también de características muy agresivas. Los mirmecólogos preveen unagran batalla de características épicas cuando ambas especies se encuentren y no se sabe aún quién será la vencedora.

Creo que aquellas imágenes que resisten el paso del tiempo deberíanser tenidas en cuenta cuando se trata de la expresión a través del arte. Así, la idea de las hormigas argentinas me acompañó durante el paso de algunos años y, a veces, me sorprendía a mí mismo caminando por alguna ciudad extraña preocupado por no pisar a alguna “connacional”.

La idea me divertía y ayudaba a cultivar esa eficaz zancadilla a la nostalgia que es el humor, aunque nadie se percataba de la causa de mis intempestivas sonrisas.

Las hormigas, entonces, fueron mis compañeras de viaje por un buen tiempo.

Las circunstancias colaboraron para que, con la ayuda de Marcela Serli, pueda escribirla y hacerla vivir sobre ese espacio de múltiples magias que es un escenario.

He aprendido, con el tiempo, que los sentimientos, las intuiciones y las sensaciones son otros modos, a veces más genuinos, de trasmitir y de recibir, que las palabras.

Este texto tiene, al tratarse de un espectáculo de narración, además de palabras, la sinceridad de mi tardío “descubrimiento”.

Espero que hagamos juntos un viaje, el único viaje que en realidad hacemos en la vida, a veces sin darnos cuenta: hacia adentro de nosotros mismos.

Esta obra, entonces, pretende hablar de nosotros.

Carlos Alsina.

 

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